09 Mar El almendro se aferra al mañana.
Actualizado el jueves, 25 octubre, 2018
MÁS MEDIOS PARA UN RELEVO NECESARIO
Esta semana en ‘Gente Rural’ recogemos la visión de dos generaciones sobre una misma materia: ¿a qué desafíos se enfrenta el almendro para lograr su recuperación y evitar su continua decadencia?
UN SÍMBOLO DE NUESTRA HISTORIA
‘Soy la sombra de un almendro, soy volcán, salitre y lava…’, así comienza la letra del himno de Canarias, reflejo de la importancia de este árbol frutal de gran resistencia en la historia y economía del archipiélago.
El almendro en La Palma presume de historia y su legado, que durante siglos se ha transmitido de padres a hijos, se resiste a desaparecer. El primero en florecer de todos los árboles frutales, exhibe en estas fechas su fuerza y colorido para recordarnos la superficie de un cultivo tradicional que siempre despuntó en las medianías del noroeste de la isla. “En su momento fue una las divisas fuertes de la comarca, un medio de vida para muchos agricultores, aquí en Garafía había quien compraba a diario en la tienda y pagaba cuando vendía la cosecha. Pero entonces no se perdía ni una almendra, se vendía tanto dentro como fuera del archipiélago, exportándose muchísimas toneladas al extranjero donde era muy codiciada”, nos explica Armengol Rodríguez nada más llegar a una de las fincas que la familia tiene en Las Tricias.
Desde el inicio de la conversación, que se realiza a campo abierto, florecen los recuerdos y anécdotas de su niñez. Aunque es consciente de la difícil situación por la que atraviesa el sector, confiesa que le gustaría que esta labor que aprendió desde pequeño no se perdiese, por lo que le entusiasma que su hijo comparta su preocupación por el futuro de un cultivo que ha sido siempre un distintivo del agro palmero. “Si los almendros se atendieran más durante el año darían para crear bastantes puestos de trabajo, pero claro, aquí se sembraron muchos en una época que había gente para trabajar el campo y ahora todo ha quedado en el olvido” asegura Jesús Besay, quién nos confirma que en la actualidad, la producción no da ni para cubrir la demanda de la isla.

LA REALIDAD QUE AFLORA DETRÁS DEL PAISAJE Según los últimos estudios con mapas georreferenciados, el almendro en La Palma sufre un abandono acelerado: la superficie que se atiende ha descendido en un 70%.
“Hoy en día las grandes fincas están prácticamente abandonadas o llenas de pinar. La verdad es que almendros ya pocos quedan, nadie se preocupa de ellos y cada vez somos menos los agricultores que volvemos a injertar o sembrar de nuevo”, sostiene Armengol, quién considera que es necesario un equilibrio entre los cultivos, y que desde las instituciones se apueste por la conservación de todos los sectores tradicionales. “El plátano o el aguacate está muy bien pero no podemos olvidarnos de otros productos agrícolas que podrían potenciarse y recuperarse como fuente de ingreso para muchas familias”.
La venta de la almendra en la actualidad ha reducido sus canales de distribución, al ser las cosechas tan limitadas. “Ahora todo lo que se recoge se consume aquí. Lo que falta es producción, pero no hay fincas acondicionadas. Yo creo que sería primordial un poco más de intermediación entre los dueños de los terrenos y las personas jóvenes que puedan dedicarse al campo, porque muchas veces los terrenos están, hay gente para trabajar, pero no hay quien medie para llegar a un acuerdo y recuperar las fincas que están aptas para el cultivo”, sugiere Jesús.

“MI PADRE RECOGÍA MÁS DE 12.000 KILOS DE ALMENDRAS QUE VENDÍA A LA FÁBRICA DE TIRMA” Durante décadas, el almendrero irrumpió en el medio rural de la isla como una alternativa económica en la que muchas familias pusieron sus esperanzas y tesón diario, llegando a exportarse al extranjero más de 300 toneladas cada año. “Antes había competencia, si un comprador te ofrecía 0,50 céntimos, otro te ofrecía 0,52 para ver si se las podía llevar. Ahora ya no es así”, apunta Armengol.
Aunque la situación ha cambiado, padre e hijo creen que el almendro sigue ostentando excelentes posibilidades de futuro y más, si aúna su vertiente económica, social y paisajística, sin olvidar su importante papel en la prevención de incendios cuando los cultivos están bien cuidados. Nos encontramos ante un árbol con múltiples aprovechamientos, y un fruto saludable de gran calidad con demanda asegurada, que guarda además una arraigada vinculación a la popular repostería local.
«LA FLORACIÓN NOS DEJA UN PAISAJE ÚNICO, LOS TURISTAS SE LLEVAN MILLONES DE FOTOS»
Su potencial como recurso turístico y paisajístico es indiscutible. «Nosotros estamos acostumbrados a verlo y no le damos importancia, pero los turistas si se sienten atraídos y nos preguntan», interés que hace que algunos municipios apuesten por impulsar ferias, fiestas populares e incluso rutas temáticas que potencien estas tradiciones y los productos de la almendra como valor añadido.
Muchas son las curiosidades y anécdotas que dan forma al patrimonio local y que se podrían poner en valor. «Hablamos de un sector con gran arraigo, que todo el mundo debería conocer. Desde la siembra, el saber injertar, hasta labores como el vareado o la majada, la almendra tiene muchos usos en la gastronomía… Hasta las cáscaras se han utilizado siempre como combustible, también para ahumar el queso, incluso las hojas se recogían para los animales, ya que para las cabras son exquisiteces», sonríe Armengol.
En La Palma existen múltiples variedades como la caboca, la mollar, la verduga, la castañera o la perdoma chica, que son las que más rendimiento tienen en pipa. El carácter natural de gran parte de la producción podría facilitar su distinción con el sello ecológico de la Unión Europea, lo que para Jesús revalorizaría el producto palmero. “Hace falta hacer más estudios con el tema de los patrones y las formas de cultivo, también plantear la necesidad del riego, yo creo que hay que darle una oportunidad a las variedades autóctonas, apostar por la calidad y por una mayor promoción”, sostiene. De esta forma, se favorecería un estructura más productiva, que permitiría aumentar la comercialización y brindar mayores garantías para un relevo generacional necesario.
CLAVES PARA LA RECUPERACIÓN DEL ALMENDRO:
1º. Combatir el abandono ofreciendo más apoyo a los agricultores que continúan con el cultivo.
2º. Brindar una mayor intermediación para el uso de los terrenos por parte de los jóvenes interesados.
3º Reinterpretar el papel del almendro y diversificar en torno a las nuevas posibilidades de futuro.
4º Realizar nuevos estudios que apuesten por las variedades locales y con sello ecológico.